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El día después: la visión de la ciberseguridad para la continuidad de su negocio

2020, el año donde el mundo cambio. La era donde la sociedad tuvo que someterse a una transformación y drástica reestructuración de la cotidianidad. Estamos viviendo momentos de gran incertidumbre e inestabilidad internacional, que complica la situación de organizaciones y expertos para anticipar oportunidades y retos que trajo la pandemia.

 

Los riesgos de ciberseguridad son uno de los principales retos emergentes del "Día después", de acuerdo con el reporte Future Risk “El impacto del cibercrimen ha venido aumentado significativamente durante la pandemia, siendo una de las amenazas más visibles de este 2020”, realizado por la aseguradora AXA y Eurasia Group.


El desafío de la productividad durante la pandemia

El proceso de trabajo de las organizaciones dejo de ser lo que era y se transformó, para llegar a adaptarse a las nuevas circunstancias, como los encuentros tan cotidianos en una compañía, por ejemplo, las reuniones, son más breves y agiles, también el ahorro de tiempo que se convirtió en una cuestión necesaria de productividad de una organización.


Es muy claro, que si algo ha acelerado la situación que vivimos actualmente frente a la productividad de las organizaciones, es el teletrabajo. Por causa del COVID-19, tomó por sorpresa a muchas organizaciones, que se han visto obligadas a buscar nuevas herramientas y soluciones para que su personal pueda conectarse a la información en una infraestructura corporativa segura.

Estas soluciones tomarán fuerza, y el papel de la ciberseguridad tras de la crisis de Post COVID-19, transformará el desafío de la productividad de las compañías, de esta manera, se superará la primera fase de la pandemia: garantizar la continuidad del negocio, al haber incorporado una de las prácticas y lecciones que es “el trabajo remoto” para muchas organizaciones. 

El papel de la ciberseguridad ¿Está operando de manera segura?

Los cibercriminales aprovechan la vulnerabilidad de las organizaciones con la gran oportunidad que les brinda la pandemia para adaptar sus Modus Operandi y explotar nuevas actividades en la Red.


Solo en marzo e inicios del COVID-19, la mayoría de los países del mundo tuvo un promedio de 600 nuevas campañas phishing al día, asimismo los ciberdelincuentes aprendieron a adaptarse rápidamente y fomentar el miedo de las personas, que cada vez más, caen en métodos de cibercrimen comunes como campañas de phishing y ransomware.


Ransomware es una de las 5 principales amenazas de la seguridad de la información en el mundo.

Ransomware, una amenaza en crecimiento 

El Ransomware ha adquirido fuerza debido a la pandemia, es un software malicioso que al infectar un equipo le da al ciberdelincuente el poder de bloquear un Endpoint desde una ubicación remota, encriptando los archivos y quitando el control de toda la información de los datos almacenados.


El COVID-19 fue la tormenta perfecta para que los cibercriminales preparen sus mejores armas y aumentaran el riesgo cibernético en el mundo, afectando diferentes sectores de negocio, principalmente el sector del Comercio, Sanitario y Gubernamental, por la cual, son sectores específicos donde se manejan grandes bases de datos almacenados con información sensible, siendo un objetivo claro en el ojo de los delincuentes.


Las organizaciones están experimentando pérdidas de datos y tiempo como resultado de estos ataques, con nefastas consecuencias, como la pérdida de ingresos y una disminución de la confianza del consumidor o usuario, aumentando la relación de los cibercriminales con la situación del coronavirus, pero para cada organización se ha preguntado ¿Si verdaderamente se estaba protegiendo correctamente la información antes de la crisis?


Todo ataque cibernético tiene una prevención 

Es necesario desarrollar y aplicar nuevas infraestructuras de seguridad e la compañía con mayor capacidad, rápida, robusta y, sobre todo, más seguras para su organización, medidas que deben ser estratégicas para proteger a sus empleados y activos digitales.

  • Implemente una cultura de seguridad digital: Las organizaciones deben tener en cuenta que sus colaboradores son el eslabón de ciberseguridad más débil. Una de las principales medidas para evitar el impacto es educar a los empleados que trabajan de manera remota, el error humano se relacionado con el 95% de los ataques cibernéticos dentro de una organización, por lo que es fundamental conocer y enseñar las tácticas utilizadas por los cibercriminales.

  • Invierta en tecnología más inteligente: Existen muchas medidas de ciberseguridad ajustadas a las necesidades de su negocio, es claro que el presupuesto de la empresa determina cuánto se puede gastar en ciberseguridad (protección de los datos, sistemas de seguridad de punto final, firewalls, soluciones de respaldo, accesos privilegiados y software de encriptación), como también emplear auditorias periódicas con un equipo profesional que pueda asesorar en materia de seguridad de la información, lo ideal, es tener la asesoría adecuada de un experto para aplicar y adaptar la mejor solución en su organización.

Prepare su compañía para el futuro

El mundo jamás contempló una situación como la que estamos viviendo, el escenario de muchas organizaciones ha sido expuesta repentinamente, ya que el diseño de infraestructura de seguridad que iban manejando no estaba lista para una multitud de conexiones remotas y afrontar nuevos métodos de delitos de cibercriminales. En ese sentido, las organizaciones deben prepararse y no bajar la guardia, establecer un ecosistema empresarial fortalecido al entorno de la ciberseguridad aplicadas a los equipos, sistemas y programas informáticos de la organización como prioridad dentro de una economía tan desafiante, donde es necesario reunir garantías de seguridad que permitan a las empresas trabajar con normalidad y sin miedo a sufrir riesgos cibernéticos.


En este desafío económico y social, las circunstancias de las compañías dentro de unos meses serán muy diferentes a las que tenían antes y durante del Post COVID-19, también es indispensable contar con el asesoramiento de un experto para valorar el futuro y la protección de su organización.


Si empieza protegiendo lo que vale, será posible entender cómo actúa la realidad en la que vive, adaptándose a las nuevas condiciones y retos que le impone el futuro.

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