El COVID-19 ha llevado a una acelerada transformación digital en el sector financiero, aumentando la dependencia de nuestra economía a la infraestructura digital, dando un papel protagónico a la Ciberseguridad, para proteger las organizaciones de ataques cibernéticos.
Según Élida Policastro, vicepresidenta regional de la División de Ciberseguridad de Auriga la tendencia hacia la banca digital y las sucursales lean es cada vez más clara y expone a las entidades financieras a una amenaza dinámica y en constante evolución. Por eso resulta estratégico profundizar en una actitud proactiva y ágil para implementar soluciones de ciber defensa cada vez más específicas, evolucionadas e innovadoras.
Desde su aparición hace poco más de un año, el COVID-19 ha generado un acelerado proceso de cambio en todo el mundo, que incluye entre muchas cuestiones, un aumento en la adopción tecnológica digital que según algunas estimaciones hubiera tardado quizá una década en madurar. Repentinamente, todo el planeta se vio obligado a incorporar hábitos digitales en casi todos los aspectos de la vida: trabajo, entretenimiento, compras, trámites.
Estados Unidos, Reino Unido y México lideran el ranking de países con más ciberataques por año. Uno de los sectores que más los sufre es el financiero: las instituciones pueden verse afectadas con pérdidas billonarias, como sucedió con el ataque del malware Cobalt y Carnabak.
En el caso de los bancos y entidades financieras, su vulnerabilidad es aún más compleja y crítica: los múltiples flancos que deben cubrir y las particularidades de cada uno de ellos, los diversos tipos de ataque a los que se ven expuestas y las consecuencias potenciales para sus clientes y sus operaciones, convierten en un asunto clave el tipo de aproximación y el enfoque que se hagan del problema.
La banca se ha convertido en el principal objetivo de los hackers y es el sector que más ciberataques recibe, acumulando el 21% del total. Además, desde que estalló la pandemia, estos ataques se han multiplicado convirtiéndose, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), en «una amenaza para la estabilidad financiera». Calcula que en 2020 se produjeron 1.500 ataques a bancos, frente a los 400 de 2012.
Por ello, blindarse ante los hackers es prioritario para la banca digital. No hacerlo puede resultarle caro. En concreto, puede ocasionar a las entidades un coste de 1,17 millones de dólares, calcula la compañía de seguridad informática Kaspersky Lab, además de la pérdida reputacional que pueden sufrir a consecuencia de una brecha en su seguridad.
El 10 de junio del 2021 la tercera edición de Cybersecurity Talks abarcó los principales retos de la operación de la Banca, a través de un panel de expertos que compartieron sus experiencias como líderes del sector, generando debate y buscando compartir con los asistentes las mejores prácticas y soluciones para mitigar los riesgos. Amplíe sus conocimientos y conozca mas a fondo los retos que se abarcan en el sector financiero.
Fuente: Global cyber threat to financial systems maurer
Fuente: Cuadernosdeseguridad.com
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